lunes, agosto 29, 2005

CAP. II


Odio el cine de terror, la sangre es demasiado roja, no pardusca y cuando brota lo hace como un surtidor, como una fuente o la manguera de mi jardín cuando la tapono con el dedo para regar las hortensias. Puro jarabe de frambuesa, como el que te ponen en algunas heladerías sobre una bola de nata, pero hace mucho que no como helados. Estoy sangrando, me tienen sujeto por los pies, veo el mundo al revés. Un mundo reducido, un microcosmos de dolor y fuga, la fuga de mi mente a praderas lejanas que se pierden en algún lugar de la memoria de mi niñez. ¿Cuándo he llegado aquí? En una nebulosa puedo recordar, mas o menos claramente, un almacén y dolor en la frente, risas burlonas y una puerta que se abre. Debe medir dos metros y va vestido de riguroso negro, le llaman “KO” y es tan negro como la noche. Nos miramos, o más bien me dejo mirar porque yo no tengo animo de fijar la vista en nada. Su voz es como de trueno, consigo distinguirla: “¿Puede hablar? Bien... Amigo, no se como coño te has metido en esto pero tengo muy claro como vas a salir. Pero antes tendrás que decirme quien te manda y por qué o de lo contrario esa salida tardara mucho en llegar. Espero que me hayas entendido”. Centellea un pañuelo blanco, inmaculado, me lo pasa por la frente. Jodido matón de tres al cuarto, se guarda mi sangre en el bolsillo.

No sé cuando me trajeron y me colgaron, no me importa. Solo tengo en la cabeza a ese cabrón con mi sangre por ahí, en esos pantalones hechos a medida. Tengo pesadillas, ese maldito asqueroso es un vampiro que intenta sodomizarme. Es una pesadilla insípida, no me da miedo, porque lo que me espera al despertar es mucho peor. Tengo la cabeza mojada. ¿Sangre? No, solo es agua, me mantienen despierto. Hace rato que no me preguntan. Quizá solo me pegan por divertirse, puede que ya sepan quien soy, lo que hacia en el trasero de su almacén a esas horas. Aunque yo soy el primer sorprendido. Cuando me contrataron y me dijeron el lugar no podía creérmelo. Tuve una novia, Fanny... dios mío, maldita la hora en la que salí con una chica con nombre de muñeca, en fin, era una odiosa pija a la que todo lo fashion le parecía cool, y otras palabras absurdas que yo me aprendi de memoria para no quedar como un gilipollas con sus amigos. En fin, que ella siempre me estaba calentando la oreja con ir a “Dalmo”, un restaurante de moda. Con tanta vehemencia me lo pedía que yo al final cedí: jamás he pasado mas asco y hambre en una sola noche, y encima soltando la mitad del sueldo de un mes por esas porquerías a las finas hierbas. Al final cortamos, bueno un día ella no volvió del fitness y mando a alguien a por sus cosas. Encontró otro paganini para sus gastos absurdos: ni yo ni mi dinero la echamos de menos. Y pensar que cerca de aquí, mientras sangro como un cerdo, un río de sangre oscura y espesa como miel (mierda de películas de terror, como las odio cuando sangro), quizá al otro lado de la pared hay un comedor con decenas de “fanys” aligerando la cartera de pobres capullos ilusionados, así estamos todos, con meterla en caliente esta noche.

Cae la noche...

T. J. VANPELT

4 comentarios:

A las 3:07 a. m. , Anonymous Anónimo ha dicho...

Quieres que diga que me parece... ahí va: no me gusta

 
A las 5:29 a. m. , Blogger Mr. Hyde ha dicho...

Bueno, entonces supongo que no merece la pena continuar, la verdad es que no vale mucho.

 
A las 2:17 p. m. , Anonymous Anónimo ha dicho...

En realidad era un comentario-trampa jajaja si te sienta mal... he de entender que es tuyo, no? aún no conoces a las mujeres perversas como yo eh! jaja

 
A las 6:14 p. m. , Blogger Mr. Hyde ha dicho...

De acuerdo, pillado, aunque era facil saber sobre su autor. Carece de estilo y argumento, o sea, mio :P En la reaccion me ha perdido el orgullo, que de todas formas no deberia tener viendo el churro que me habia salido. Pero cierto... me he metido en la trampa de cabeza y sin mirar. Llevaré mas cuidado de aqui en adelante... ta ta chaaaaan jeje :)

¡¡PAZ!!

 

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