¿¿Dónde esta mi montaña??

Seguro que últimamente al poner la tele o leer el periódico siempre hay alguna noticia sobre el negocio inmobiliario. El sector de la construcción se ha disparado y se han radicalizado las posiciones. De un lado los que lo apoyan (por regla general los que se llenan los bolsillos con el temita) y los que están en contra. Sin embargo yo he contemplado de primera mano los destrozos que están haciendo a la región con todo esto que tanta tinta ha hecho correr. El otro día fui con mi padre a tomar algo a Ricote, hasta aquí todo bien. Enfilamos la carretera y cuando salimos de Archena y entramos hacia el termino municipal de Villanueva... mmm... vaya, justo a mi derecha falta una montaña que antes juraría que estaba ahí. Pero no amiguitos, no, lo que ahora hay es un complejo urbanístico en pleno desarrollo que pondrán a la venta a españolitos mayores de 45 años y forasteros de todas las edades. El mal ya estaba hecho, un paraje precioso lleno de montes cubiertos de matorrales y valles con huertas y puro verdor han dado paso a grúas, cemento y acero... Pero el monte, ¿qué han hecho con el? Yo era un “negao” para las ciencias pero hasta donde creo recordar la materia ni se crea ni se destruye, solo se transforma, ¿no? La respuesta vino al día siguiente: la tierra la han cargado en camiones y transportado a otro lugar. ¿Dónde? Justo en una rambla de agua obstruyéndola por completo... ¡¡Ole ahí, con dos cojones!! Y encima ya que vamos de “sobraos” sepultamos esas cuatro palmeras protegidas que hay ahí en medio y nos quedamos tan anchos. El día menos pensado abro la ventana en mi huerta y me encuentro a una maruja tendiendo los calzoncillos de su señor esposo, y por ahí, queridos amigos, por ahí si que no paso.