viernes, febrero 23, 2007

"El corazón de las tinieblas" de Joseph Conrad


“Eran conquistadores, y para ello sólo se necesita la fuerza bruta; no hay nada en ello de qué jactarse, cuando se tiene, ya que la fuerza de uno es sólo un accidente que se deriva de la debilidad de los otros. Se apoderaban de todo lo que podían por simple ansia de posesión, era un pillaje con violencia, un alevoso asesinato a grande escala y cometido a ciegas, como corresponde a hombres que se enfrentan a las tinieblas. La conquista de la tierra, que más que nada significa arrebatársela a aquellos que tienen un color de piel diferente o la nariz ligeramente más aplastada que nosotros, no posee tanto atractivo cuando se mira desde muy cerca. Lo único que la redime es la idea. Una idea al fondo de todo; no una pretensión sentimental, sino una idea; y una fe desinteresada en la idea, algo que puede ser erigido y ante lo que uno puede inclinarse y ofrecer un sacrificio...”

(Marlow, dirigiéndose a sus compañeros de travesía, en la novela "El corazón de las tinieblas", de Joseph Conrad)


Creo que fue Sartre quien escribió: "No hay necesidad de fuego, el infierno son los otros." Sin embargo a veces, cuando la situación nos lleva al límite y surge desde el fondo de nuestra corrupta alma la sombra de la desolación, el grito gutural de los instintos más primarios, descubrimos que el verdadero infierno es uno mismo.

1 comentarios:

A las 5:44 a. m. , Blogger Gemma ha dicho...

Cierto: el verdadero terror es aquel que se destapa ante el descubrimiento del propio horror; a fin de cuentas, lo terrible es reconocer de pronto que somos los causantes de tanta desgracia... Buena lectura, Conrad.

 

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