viernes, abril 27, 2007

Delirios del primer soñador

Como lo del meme ya me cansa, y además ya es muy tarde para sentirme creativo, aquí os dejo un escrito del pasado. Por tanto, de alguien que yo fui, un espectro tenebroso que habita en los rincones de mi ser y, de vez en cuando, me da algun que otro susto.

En los albores de la humanidad, como suele decirse, los seres humanos iban y venían. Sin más, solo esclavos de sus pasiones. Comían para saciar su apetito, dormían cuando estaban cansados y engendraban hijos por la necesidad de ver su especie perpetuada. Un día uno de estos hombres encontró una flor. De color rojo encendido, parecía una llama en todo su esplendor. Era tan bella que el hombre deseaba cogerla, pero no sabía como. Finalmente se quedo mirándola, y al cabo de unos dias la flor se marchitó y murió. Una lágrima cayó de los ojos de aquel hombre, y desolado comenzó a recorrer el mundo. Buscaba su flor. Finalmente, rendido, agotado... cayó dormido en una cueva. De repente despertó... animado por un fuego interior hasta entonces desconocido se puso en pie y buscó arcilla, agua... mezcló y remezcló. Todos lo tenían por loco… Porque, ¿quién sino un loco pierde el tiempo de esa manera? Lo importante es conseguir alimento, un lugar donde dormir, asegurar el mañana de tu prole... Pero no, aquel hombre seguía inmerso en su locura sin sentido, atareado con piedras, plantas… pulverizando, mezclando… Se pasaba el tiempo sentado, mirando fijamente la pared, volviendo después la vista a sus dedos. A veces con moviendose como llevado de una pasión incontrolable. Otras, despacio, como hundido en sus meditaciones de demente apariencia.

Un día, por sorpresa, dio un grito de júbilo. Tomó el trozo de piedra donde preparaba sus mezclas y, con mayor afan que nunca, comenzó a amasar, mezclar… Esta vez sin frustración, su mente diáfana parecía haber encontrado su sueño. Fue hasta la pared de la cueva y, allí, con sus dedos mojados en algo parecido a la sangre, tan encarnado como el cielo durante un atardecer de verano, dibujó algo... Al principio torpemente, un simple borrón en la pared. Pero poco a poco, conforme la roca absorbía la tintura y el hombre, fijándose en el detalle o ayudado por alguna ramita, adquiría pericia, aquel borrón iba tomando forma. La forma de una flor: una amapola.

Aun hoy en día hay quien cree que quien pasa su tiempo soñando es un loco, un lunático que no aprovecha la vida para aquello a lo que dan importancia los demás: comer, dormir, conseguir un coche, un sueldo... Por suerte el escepticismo no ha cortado las alas al soñador: aun hoy, alimentados por la ilusión de algo que solo reside en nuestros corazones, seguimos buscando en el arte la forma de los sueños que otros no pueden crear... Bailando, escribiendo, pintando, tallando... puede que solo seamos locos con un poco de barro de color. Pero mientras aun busquemos nuestra amapola, mientras luchemos para que no se marchite en el más íntimo de nuestro sueños, podremos decir que hay futuro: que somos poesía.

miércoles, abril 11, 2007

Meme... si fuera...

Recibo de "Utopia existe" el encargo de seguir adelante con un meme bastante concretivo, concretante y más derivados de concreto que no existen en el diccionario. Aquí dejo mis resultados y después pasaré a mencionar a los galardonados con la posibilidad de continuarlo:

Si fuera un mes: Sería Enero, pero no esos Eneros de ahora, que dan gato por liebre, sino aquellos de antes en los que el invierno era invierno, y daba gustito salir a pasear hasta sentir que se te helaba la nariz. Volver a casa, esa agradable sensación de calorcito que te iba invadiendo… pero ya no tenemos invierno.

Si fuera un día de la semana: Martes, quizá por mi afinidad con el dios mitológico (aunque molaba más cuando era griego y se llamaba Ares), y que me perdone Plutón, pero a él no le dieron día.

Si fuera un momento del día: El anochecer, cuando la oscuridad cae y el maldito sol se oculta, cuando las tinieblas nos rodean y el más inocente sonido puede ser presagio de algo horrible.

Si fuera un planeta: Plutón… ay no, vaya, que no es un planeta… Claro, siempre atacando al mejor. Pues Venus, porque como todo el mundo sabe la vida es sexo y muerte. También dinero, pero eso va implícito en ambos.

Si fuera un animal: Tiburón, tienen claro que su vida es depredar y poseen la fisiología mejor adaptada a su medio. Estupendos animales.

Si fuera un mueble: Cualquier arcón misterioso, al que todos nos enfrentamos en algun momento de nuestra infancia y nunca nos atrevemos a abrir.

Si fuera un líquido: veneno, de cualquier clase, aunque por alguna extraña razón, más estética que práctica, adoro el veronal. Es un somnífero, pero en la cantidad adecuada…

Si fuera una fruta: el plátano, y no seáis maliciosos mis malpensados lectores, es simplemente que contiene mucho potasio, baja la tensión (sanguinea), y yo suelo ser una persona muy pacífica.

Si fuera un instrumento musical: Desde que descubrí la sinfonía nº 1 en Sol Mayor, de Bach, me gustaría ser chelo o interpretarla como Yo-Yo-Ma… creo que me va a resultar más fácil ser chelo.

Si fuera una canción: “Too much love will kill you” de Queen, “I’ll kill you if you don’t come back” de MeatLoaf o cualquier tango de Gardel.

Si fuera una comida: Pues una buena “jartá” de carne a la brasa, que es lo que más puedo llegar a disfrutar cuando estoy a la mesa.

Si fuera una parte del cuerpo: El corazón, guerrero infatigable, en el que nadie repara para agradecer su trabajo, y poco nos importa hasta que presenta la dimisión.

Si fuera un objeto: Voy a ser poco original, teniendo en cuenta quien me ha pasado el testigo y su respuesta, pero… un libro, porque han sido compañeros, maestros y amigos… y algunos tan infumables que han sido más bien ese pariente pesado que se pasa por casa justo cuando uno se sienta a comer.

Si fuera una asignatura: Otra poco original… Historia, porque nada ocurre que no haya ocurrido ya, y todo se repite hasta la saciedad. Porque es una materia vibrante, fascinante y… ¿por qué solo lo vemos así un puñado de personas?

Si fuera un número: el 6, el 9 o el 13.

Si fuera un coche: Un Audi, cualquier modelo.

Si fuera un color: negro

Si fuera una ciudad: Roma, donde cada pequeño cachito de piedra tiene Historia, con mayúscula, lugar de donde todo procede tal y como lo conocemos.

Si fuera el mar: el Ponto Euxino.

Si fuera un idioma: El castellano, obvio.

Si fuera una flor: no sé… cualquiera, siempre que no sea muy llamativa, me gusta la discreción.

Si fuera un verbo: leer, gran costumbre, mejor afición.

Si fuera una estación: Invierno… ah, que sencillo.

Si fuera una prenda: zapatos, posiblemente porque creo que en 20 años, entre la moda y el calentamiento global, será lo único que podamos llevar sin asfixiarnos.

Si fuera un cuadro: “Saturno devorando a un hijo” de Goya. Siempre soy demasiado consciente de la oscuridad que envuelve todo corazón humano.

Si fuera un monumento: el obelisco de la reina Hatshepsut, en Karnak

Si fuera un país: España o China.

Si fuera un lugar: la terraza, sobre mi huerta, a la hora de la siesta… un momento tan tranquilo, tan sublime, que hasta los pájaros pían bajito.

Si fuera un deporte: no entiendo el concepto jejejeje…

Si fuera un integrante de un grupo: MeatLoaf, lo que llegaría a divertirme con mis paranoias en el escenario.

Entrego el mando de mis legiones, como legados de mi persona a todos los efectos a Sometimes, Katshumoto y Zirrus, por orden mía que firmo como consul del año presente: Vae victis!

(Lo de orden viene siendo por no salirme del papel, no vaya a tener una rebelión a estas alturas de campaña).

domingo, abril 01, 2007

Terror clásico... ¡¡¡¡boooooooohhhh!!!!


Cuando yo no era más que un tierno infante, cuyo único contacto con el terreno de lo macabro eran las muchísimas novelas de Agatha Christie apiladas en mi biblioteca, nombres y personajes, sin los que hoy yo no sería yo, formaban parte del terreno inconmensurable de mi evidente ignorancia. Entre muchos de aquellos elementos que entonces ni existían para mí, y que ahora ocupan un lugar en el panteón de mis favoritos, se encontraba el actor Vincent Price. Cuando se habla de cine de terror casi todo el mundo prefiere mirar hacia otro lado. Creen que es un género casi maldito, y las únicas películas que se reconoce ver son aquellas conocidas como de “terror psicológico”, cuando en realidad todo terror lo es por cuanto se trata siempre de un estado del ánimo.

Uno de los actores menos reconocidos actualmente es Vincent Price, que sin embargo supo encarnar personajes sumamente inquietantes, en filmes llenos de misterio y suspense. No se trataba del susto fácil, ni de repugnar especialmente al espectador. Se trataba de transmitir, en la trémula vibración de una voz que surge de ultratumba, o con una mirada que encierra la más desquiciada de las locuras homicidas, la certeza de que en este mundo no hacen falta monstruos que temer, porque ya hay seres humanos para ocupar su lugar en nuestras pesadillas. “La Mosca”, de 1958, o bien “Los crímenes del museo de cera” son auténticas obras maestras de un tipo de cine que nadie quiere hacer ya. Nadie se atreve ya con ningún relato de Poe, y sin embargo Roger Corman supo realizar una más que aceptable adaptación de “La muerte y el péndulo”, en la que Vincent Price supo darse por entero y que no dejo de revisitar, como un lugar que me mantiene unido a la mejor tradición macabra del cine de serie B.

Os dejo, como homenaje, con un corto realizado por Tim Burton en su día, dedicado por completo a Vincent Price (de hecho es su voz la que suena, la que avanza palabra por palabra, en un poema de desesperación infantil, de macabra autodestrucción, en la mejor tradición del maestro Vincent y del dios Poe): ¡disfrutadla!